martes, 8 de septiembre de 2009

Cambios Climáticos

Adaptación al cambio climático es foco de reunión en Ginebra

Busca definir servicios necesarios

El terreno está reseco por la falta de lluvia en una granja en Dakota del Norte.
El terreno está reseco por la falta de lluvia en una granja en Dakota del Norte.

Washington — Por primera vez desde que los científicos determinaron inequívocamente que el planeta se calienta, los expertos que compilan y analizan los datos climáticos y aquellos que administran los recursos terrestres y acuáticos del mundo se reunirán para decidir cómo ayudarse unos a otros a adaptarse al cambio climático.

En la Tercera Conferencia Mundial sobre el Clima (CMC-3) que tendrá lugar en Ginebra del 31 de agosto al 4 de septiembre, unos 1,500 encargados de elaborar políticas y gestores de recursos, los usuarios finales de los pronósticos del clima, de más de 150 países se reunirán con expertos científicos para comenzar el arduo trabajo de traducir la ciencia en medidas prácticas que la gente pueda utilizar para adaptarse al cambio climático.

“Parte de lo que haremos en la reunión es pensar sobre lo que necesita el usuario final”, dijo Jane Lubchenco, administradora de la Administración Nacional de Asuntos Oceanográficos y Atmosféricos (NOAA) y principal en la delegación estadounidense a la CMC-3, dijo a America.gov. “¿Son datos, asistencia técnica, análisis y predicción, mejor comunicación de lo que se conoce, herramientas de apoyo para tomar decisiones? Es probablemente todo ello … pero, ¿cuáles son las prioridades, las necesidades más urgentes?”

El problema es que los datos climáticos suelen ser excesivamente técnicos. Datos producidos por satélites, boyas oceánicas y otros artefactos que no procesan de forma rutinaria la información en un formato que entiendan los administradores de recursos o los planificadores urbanos para que puedan usarlos al tomar decisiones respecto a la altura de un puente a construir o dónde colocar una planta de tratamiento de agua. La CMC-3 tratará la necesidad de ayudar a los compiladores de datos y a los usuarios de la información a que hablen unos con otros sobre los servicios climáticos.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) y sus asociados internacionales organizaron la conferencia para definir los servicios climáticos. El foco se centrará en las predicciones climáticas en una escala temporal que va desde días hasta 50 años, desde las estaciones hasta múltiples décadas, para adaptarse a la variabilidad y cambio climáticos.

“No es suficiente que los científicos digan: ‘¿qué pensamos que necesitan los usuarios?’” dijo Lubchenco. “Es de importancia crítica que los usuarios ayuden a definir lo que necesitan y cómo lo necesitan”.

CREACIÓN DE CONSENSO

La primera Conferencia Mundial sobre el Clima, auspiciada por la OMM , se celebró en Ginebra en 1979. Tres organizaciones climáticas surgieron de esta reunión científica. Una de ellas formada en 1988 por la OMM y el Programa Ambiental de las Naciones Unidas (PNUMA), fue el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) que ganó el premio nobel y reúne a científicos del mundo entero cada cinco o seis años para evaluar el estado del clima.

Casas tradicionales detrás del dique que se encuentra alrededor de las costas de Ijsselmend en Durgerdam, Holanda.
Casas tradicionales detrás del dique que se encuentra alrededor de las costas de Ijsselmend en Durgerdam, Holanda.

La segunda Conferencia Mundial sobre el Clima tuvo lugar en Ginebra en 1990. Los participantes en la reunión publicaron una firme declaración que destacaba el riesgo del cambio climático. El desarrollo de esta conferencia llevo a la creación de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, un tratado ambiental creado en 1992 y al Sistema Mundial de Observación del Clima, una red de observaciones sobre el clima y asuntos relacionados.

Ahora de la tercera reunión en Ginebra se espera que entre los resultados se produzca una mejor comprensión de asuntos científicos y prácticos que tienen que ver con el desarrollo de servicios climáticos y un acuerdo sobre la manera de crear un nuevo marco para los servicios climáticos.

Tal marco incluiría un compromiso renovado para el mantenimiento y la mejora de la red de satélites, boyas y otros artefactos de observación de la tierra que observan las condiciones de los océanos y de la atmósfera. También promovería la disponibilidad abierta de los datos sobre el clima a cualquiera que los desee obtener.

MARCO MUNDIAL

Por medio de estos y otros componentes, el marco intentará crear capacidad en los países en desarrollo que se ven más afectados por el cambio climático, y ayudarles a aplicar los datos sobre el clima a los sectores que más impacto reciben del cambio climático: agua, agricultura, salud, transporte, turismo y energía.

La OMM, la NOAA y agencias similares ya ofrecen capacitación a científicos que forman parte del personal de servicios meteorológicos. En el Servicio Nacional de Pronósticos Hidrometeorológicos del Tiempo de NOAA con sede en Maryland, por ejemplo, diversas “oficinas internacionales” entrenan a científicos visitantes en el uso de una gama de modelos de computadora, productos climáticos y técnicas de análisis y predicción. El centro ha capacitado a 90 meteorólogos de más de 33 países africanos, según indicó a America.gov Richard Rosin, asesor principal de investigación climática en la Oficina de Programas del Clima de NOAA.

Los foros de observación del clima futuro de la OMM trabajan en varias partes del mundo y proporcionan de manera rutinaria pronósticos climáticos regionales en tiempo real y capacitación para ayudar a reducir los riesgos climáticos.

Sin embargo, como parte del marco mundial que surgirá en Ginebra, un nuevo Sistema Mundial de Servicio de Clima podría apoyar estos esfuerzos y hallar más formas unificadas de crear esta capacidad en países en desarrollo en todo el mundo.

“Estados Unidos será un socio activo en este asunto”, dijo Lubchenco. “Tenemos mucho que compartir pero también mucho que aprender. Vemos este tema en gran parte como una asociación con la comunidad internacional”.

Para más información sobre la CMC-3 véase el sitio de la Conferencia.

(El Servicio Noticioso desde Washington es un producto de la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web: http://www.america.gov/esp )

El desarrollo de una educación ambiental

El desarrollo de una educación ambiental
Por Cristian Frers *

Los problemas ambientales relacionados al desarrollo económico y social están siendo desde hace algún tiempo tenidos cada vez más en cuenta. La situación ambiental del planeta es cada vez peor y cada vez más irreversible. La principal solución a los problemas ambientales, es la educación ambiental en todos los niveles y sectores de la sociedad.

Los problemas ambientales relacionados al desarrollo económico y social están siendo desde hace algún tiempo tenidos cada vez más en cuenta. El sistema de producción actual nos esta llevado a una situación crítica de la cual no es fácil salir.

Nada parece ser más difícil que cambiar los modos de comportamiento de una sociedad cuando el estilo de desarrollo imperante está muy arraigado; la solución está en plantearse una revalorización de cambios de comportamiento, de actitud de la forma de vida, que se traduce en revisar los valores, símbolos e ideologías, y ello dará nueva pautas de modos de vida.

Hasta el momento las soluciones han venido de la mano de cambios tecnológicos, de sanción de normativas más estrictas, de establecer impuestos a quien contamine o de subsidios a quien elabore productos amigables con el ambiente.

Todas estas medidas han tenido un éxito relativo, lo cierto es que la situación ambiental del planeta es cada vez peor y cada vez más irreversible.

En mi opinión, la principal solución a los problemas ambientales, es la educación ambiental en todos los niveles y sectores de la sociedad. Puesto que esta educación esta precisamente orientada a enseñar cómo los ambientes naturales funcionan y en particular como los seres humanos pueden controlar los ecosistemas para vivir de modo sostenible, minimizando la degradación, la contaminación del aire, agua o suelo, y las amenazas a la supervivencia de otras especies de plantas y animales. Los objetivos de la educación ambiental, se deben basar en:

1) Considerar al ambiente, en forma integral, es decir, lo natural y lo construido, no solo los aspectos naturales, sino los tecnológicos, sociales, económicos, políticos, morales, culturales, históricos y estéticos.

2) Asumir un enfoque interdisciplinario para el tratamiento de la dimensión ambiental, que se inspira en el contenido específico de cada disciplina para posibilitar una perspectiva equilibrada.

3) Tratar la temática ambiental desde lo particular a lo general tiene como finalidad que los estudiantes se formen una idea de las condiciones ambientales de otras áreas, que identifiquen las condiciones que prevalecen en las distintas regiones geográficas y políticas, además de que reflexionen sobre las dimensiones mundiales del problema ambiental para que los sujetos sociales se involucren en los diferentes niveles de participación y responsabilidad.

4) Promover el conocimiento, la habilidad para solucionar problemas, la clasificación de valores, la investigación y la evaluación de situaciones, en los estudiantes en formación, cuyo interés especial sea la sensibilización ambiental para aprender sobre la propia comunidad.

5) Capacitar a los alumnos para que desempeñen un papel en la planificación de sus experiencias de aprendizaje y darles la oportunidad de tomar decisiones y aceptar sus consecuencias.

Para lograr esto se deben crear espacios de aprendizaje tanto formales como no formales que promuevan la construcción de conocimientos y que permitan la resolución de problemas cotidianos. Para conservar hay que conocer, comprender y cuestionar.

En la problemática ambiental convergen diversos procesos naturales y sociales por lo cual no puede ser comprendida en su complejidad sin la participación activa de diferentes campos del saber.

En definitiva, la educación ambiental es un proceso integral, sistemático y permanente de información, formación y capacitación formal, no formal e informal, basado en el respeto a todas las formas de vida, por el que las personas, individual y colectivamente, toman conciencia y se responsabilizan del ambiente y sus recursos, mediante la adquisición de conocimientos, aptitudes, actitudes, valores y motivaciones que le facilitan comprender las complejas interrelaciones de los aspectos ecológicos, económicos, sociales, políticos, culturales éticos y estéticos que intervienen en el medio ambiente, así como participar y movilizarse en función de resolver y prevenir sus problemas presentes y futuros, dentro de un proceso de desarrollo sostenible, orientados hacia la convivencia en armonía y equilibrio con la naturaleza, para beneficio de las generaciones actuales y por venir.

¿Cuál es el papel que juega la educación ambiental y los educadores ambientales en la preservación del ambiente y en el mejoramiento de las condiciones de bienestar de la comunidad?

El sencillo hecho de caminar por el campo y tener contacto con la naturaleza nos pone de manifiesto la relación existente del hombre con ella; cuando observamos un cultivo, un riachuelo, un bosque, un jardín, un lago; cuando nos desplazamos en un automóvil, en una bicicleta, en una moto, en una carreta o en un caballo, estamos frente a nuestro entorno, es decir, ambiente. Pero la gran realidad es que toda la armonía está en función del ser humano y es éste, al final, el menos requerido en la naturaleza para mantener un equilibrio biológico, amén de ser el causante de las degradaciones y rupturas ambientales.

El ser humano con toda su inteligencia, como parte del entorno natural, está en capacidad de conocer y transformar un mundo a su antojo y posibilidades; pero hay un interrogante que cada día me asombra y me hace cuestionarme: ¿Realmente estamos construyendo un mundo habitable, lleno de aire puro, de olores agradables, de colores fascinantes, de formas variadas y de ecoternura por los que allí viven, donde se pueda compartir con armonía, con cariño y con gusto?

Bajo esta perspectiva, es sumamente importante que el educador ambiental, de manera dinámica, organice sus actividades escolares en común acuerdo con sus alumnos, permitiendo que ellos conozcan, manejen y practiquen, tanto sus derechos como sus deberes, los cuales poseen con sus compañeros y consigo mismos.

Promover una educación para un desarrollo sustentable y sostenible, significa plantearse la formación de un ser humano íntegro, capaz de reconocerse como parte del mundo natural y de relacionarse armónicamente con él. Significa formar sujetos con conciencia cívica, críticos y reflexivos; capaces de relacionarse de manera distinta con la naturaleza, con los demás, con el conocimiento; con capacidad de comprender, explicar y criticar su realidad.

Argentina necesita personas capaces de relacionarse con los otros, respetando la pluralidad y también con la potencialidad de buscar y crear caminos. En definitiva, sujetos con la posibilidad de ir más allá de los límites impuestos. Se debe analizar las relaciones sociedad - naturaleza desde los comienzos mismos de la humanidad y considerar la sustentabilidad, que hace referencia a la utilización de los recursos sin comprometer la disponibilidad para futuras generaciones. www.ecoportal.net


* Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social

Cambio Climático

Fenomenología del cambio climático y sus implicancias en torno a la relación sociedad-naturaleza
Por Walter Chamochumbi

En las últimas décadas resulta notable el incremento de numerosos eventos climatológicos a nivel mundial: inundaciones, tempestades, huracanes, granizadas, heladas, sequías, etc., ocasionando cuantiosas pérdidas humanas, materiales y económicas (estimadas por encima de 70,000 millones de dólares anuales y afectando a cerca de 325 millones de personas) y mayormente perjudicando a las comunidades locales y poblaciones indígenas más pobres de las diferentes regiones.

A propósito de la Conferencia de Copenhagen sobre el futuro del sistema global del clima, a realizarse en diciembre de 2009, es evidente que en los últimos años sigue acrecentándose la preocupación mundial sobre las implicancias actuales y a futuro del fenómeno del cambio climático, pero lamentablemente es no menos evidente que aún sigue gravitando el mero discurso y la postura oficial antes que la decisión política y la acción concreta y concertada de la comunidad internacional para enfrentarlo (como ocurre con los países industrializados del norte, que tienen la mayor responsabilidad en ello). Incluso en el debate aún se cuestiona -y con no poca controversia- de la veracidad de este fenómeno y su causalidad, relativizando el diagnóstico de fondo y de esa forma soslayando, dilatando o impidiendo de forma conveniente que se asuman mayores compromisos al respecto.

Sobre el cambio climático existe abundante bibliografía circulando: desde textos y manifiestos apocalípticos y pragmáticos, los efímeros y escépticos, pero también los más serios y documentados que nos dan cuenta de su real magnitud. Al respecto nos interesa indagar sobre su fenomenología como tal, es decir, analizar sus implicancias como un hecho concreto (fenómeno) de la realidad, en el marco de la relación sociedad-naturaleza y de las múltiples interacciones causa-efecto que sabemos se dan desde el origen de la humanidad, y que de hecho supone cambios sutiles como profundos en el ambiente y en la ocurrencia de diversos eventos, cuyos impactos y efectos han sido, son y serán determinantes de las condiciones y medios de vida de las poblaciones más vulnerables, en especial de los países pobres del sur.

Los fenómenos naturales y su relación con las actividades humanas y el cambio climático

Desde la aparición de las primeras sociedades tribales son múltiples los impactos y efectos que durante milenios han producido en los ecosistemas y la biosfera, a la par de la mayor ocurrencia de fenómenos naturales (muchos con efectos devastadores sobre la población y sus hábitats). Es por ello que ante la evidencia del fenómeno del cambio climático, hoy comprobamos lo que –décadas atrás- organizaciones ambientalistas, movimientos sociales y la comunidad científica más seria, advirtieron al mundo de las graves consecuencias que se podían derivar de la expansión global del capitalismo y su racionalidad económica del desarrollo, si acaso no se tomaban medidas para evitarlo.

Es así que con la crisis mundial se desencadena la acumulación de multiprocesos de transformación económica, social, cultural y ambiental que, en medio de un escenario incierto por la mayor incidencia de los fenómenos naturales, hacen aún más complejo el estudio de su dinámica actual y prospectiva. Y es que en las últimas décadas resulta notable el incremento de numerosos eventos climatológicos a nivel mundial: inundaciones, tempestades, huracanes, granizadas, heladas, sequías, etc., ocasionando cuantiosas pérdidas humanas, materiales y económicas (estimadas por encima de 70,000 millones de dólares anuales y afectando a cerca de 325 millones de personas) y mayormente perjudicando a las comunidades locales y poblaciones indígenas más pobres de las diferentes regiones.

Se sabe que los efectos del cambio climático pueden ser determinantes en el contexto actual de desarrollo de las comunidades locales y poblaciones indígenas más vulnerables de Latinoamérica y otras regiones del mundo, constituyéndose en un nuevo y mayor elemento de preocupación, además de las cuestiones históricas irresueltas en atención a las demandas y necesidades de desarrollo e inclusión social de estas poblaciones, así como por su importante vinculación y valiosos conocimientos desarrollados en el manejo de ecosistemas locales y la variabilidad climática natural. De ahí la importancia de estudiar su evolución como sociedad-naturaleza y conocer su capacidad de resiliencia y los diferentes mecanismos adaptativos que han ensayado durante milenios como respuesta a factores ambientales adversos.

Los fenómenos naturales expresan una parte importante de la relación histórica de convivencia entre múltiples sociedades y culturas con su entorno natural; sin embargo, es claro que hasta hoy aún no se termina de entender cuál es el nivel de responsabilidad que nos toca asumir como sociedad global en ello. De hecho, existen resistencias interesadas por determinados sectores y grupos de poder económico de los países desarrollados del norte, de sostener que no hay suficiente evidencia científica (variación estadísticamente significativa) para afirmar que son las actividades humanas las que efectivamente están contribuyendo en la ocurrencia de cambios climáticos derivados del calentamiento global. Sin embargo, las evidencias científicas encontradas por investigadores de diversas tendencias académicas coinciden en su mayoría al sostener de forma razonable que las actividades humanas si están contribuyendo en mayor medida a la ocurrencia del fenómeno global del cambio climático.

La Convención Marco sobre el Cambio Climático (CMCC) de las Naciones Unidas, hace una diferenciación entre el cambio climático atribuible a las actividades humanas (que alteran la composición de la atmósfera) de la atribuible a causas naturales (a la variabilidad natural del clima). Porque la CMCC, en su Artículo 1, define el cambio climático: “como un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables…”(1).

El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) es un organismo multinacional encargado de las negociaciones relativas al cambio climático global y de dirigir la discusión científica sobre el calentamiento global, la emisión de partículas de carbono y el efecto invernadero. Lo integran delegados y científicos intergubernamentales de alto nivel que, desde 1988 a la fecha, vienen publicando informes relevantes para aplicar medidas en el marco de la CMCC (2). Sus informes de evaluación constan de varios volúmenes y proporcionan información científica, técnica y socio-económica sobre las causas, los posibles efectos y las medidas de respuesta al cambio climático. A la fecha el IPCC ha evacuado un cuarto informe de evaluación, completado y publicado en 2007, destacándose en su última evaluación que existe una tendencia creciente en los eventos extremos observados en los últimos cincuenta años, considerando probable que las altas temperaturas, olas de calor y fuertes precipitaciones continuarán siendo más frecuentes en el futuro y que en años posteriores puede ser desastroso para la humanidad (3).

Se ha observado que una de las causas principales del problema del calentamiento y del cambio climático se debe a la constante emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI), principalmente los gases de la gran industria de los países desarrollados del norte (4). Sin embargo, a pesar que el efecto invernadero se produce de forma natural, en los últimos siglos la irracional acción antrópica –con la mayor emisión de gases contaminantes a la atmósfera- viene mal contribuyendo en la ocurrencia acelerada de este fenómeno (en su mayor artificialización). De todos los GEI estudiados el más importante es el CO2 que proviene de las emisiones de la gran industria y de la deforestación de bosques tropicales y subtropicales por la expansión irracional de actividades agropecuarias, agroindustriales y forestales.

Se sabe que los GEI son muy eficientes en atrapar la onda calórica (radiación de onda larga) emitida por la tierra, cuyo incremento de la temperatura es atrapada en la troposfera, generando el efecto invernadero. Pero, cuando se incrementa de forma anormal su rango promedio de la temperatura terrestre se produce el calentamiento global (o sea que efecto invernadero y calentamiento global no son sinónimos, como suele creerse). Algunas teorías sostienen que la contaminación es la causa del calentamiento actual (5). Este calentamiento -a su vez- deriva en cambios climáticos a diferentes escalas y en la ocurrencia de diversos fenómenos naturales (lluvias, inundaciones, sequías, huracanes, tsunamis, deshielo glacial, etc.) alterando los ciclos y funciones regulares naturales de los ecosistemas e impactando en los recursos locales y medios de vida de las comunidades locales y de las poblaciones indígenas más vulnerables de las diferentes regiones.

No obstante se sabe también que cualquier tipo de cambio climático implica cambios en otras variables, y, por tanto, de múltiples interacciones que pueden complejizar aún más el problema. Y que la mejor forma de evaluar dichos cambios es mediante el uso de modelos computacionales que intentan simular la física de la atmósfera y del océano, pero que al ser modelos probabilísticos pueden tener una precisión limitada debido al relativo conocimiento que aún se tiene del funcionamiento global de la atmósfera.

Racionalidad y problemática ambiental: manifestaciones de la relación sociedad–naturaleza

El concepto de racionalidad ambiental se refiere a las formas de vida o manifestaciones positivas ensayadas por las comunidades locales y poblaciones indígenas en sus territorios y ecosistemas, por ejemplo, ante la variabilidad natural del clima, porque se refiere a un cuerpo de valores o principios de una sociedad orientados hacia la búsqueda de una finalidad ambiental positiva. Pero los desajustes o desfases que -de hecho- también ocurren en su evolución, son resultado de múltiples factores condicionantes que son propios del sistema de interacción sociedad-naturaleza. Lo que -como antítesis- puede conducirlas por el umbral de la irracionalidad, configurando el concepto de problemática ambiental: es decir, cuando los factores condicionantes del sistema de interacción conforman un conjunto de elementos de desequilibrio (conocidos como defectos de racionalidad) y que hoy –decíamos- es muy típico de la sociedad global.

Al estudiar las implicancias ambientales derivadas de la relación sociedad-naturaleza, corresponde enfocarlas desde la cosmovisión holística de determinadas culturas y de su grado de resiliencia social manifestándose sobre un espacio-territorio dado. De ahí que lo cultural implicará reconocer una forma específica de racionalidad o un tipo de comportamiento (resilente) que la sociedad manifestará para gestionar la localidad en que se asienta, por ejemplo, la región andina y amazónica, asumiendo como razonable que le proporcione recursos y medios de vida de forma permanente (no obstante las dificultades que implique).

Si bien sabemos que las poblaciones indígenas evolucionaron en función de múltiples procesos adaptativos (e inadaptativos) ensayados en ámbitos territoriales y micro-ambientales específicos, bajo condiciones multivariadas de climas y oferta de recursos naturales, así como según los tipos de organización socioeconómica y la racionalidad que aplicaron en el manejo de ecosistemas. En cualquier caso, suponemos que los procesos adaptativos se supeditaron al desarrollo de determinados tipos de resiliencia (fuerte o débil) como respuesta para superar las dificultades en curso y lograr adaptarse o de lo contrario fracasar e inadaptarse.

Relaciones múltiples de las sociedades humanas con el ambiente: evolución y procesos adaptativos

En artículos anteriores hemos señalado que sobre el estudio de las relaciones múltiples de sociedades humanas con el ambiente, destaca la teoría del evolucionismo multilineal, de Julián Steward, quien propuso que las sociedades y culturas no siguen una línea única, continua y ascendente de cambios sucesivos en su proceso adaptativo, desde sociedades simples a las más complejas, sino que -a diferencia del evolucionismo lineal- su evolución sigue múltiples rumbos y procesos discontinuos (6).

Steward propuso que la evolución multilineal busca leyes que expliquen las interacciones entre las poblaciones y el ambiente, en tanto son relaciones que pueden repetirse entre culturas diferentes con ecologías similares, sin que por ello resulten universales, porque corresponden a poblaciones en contextos particulares (“microecológicos e históricos”) necesarios de estudiar y entender en su particularidad.

Al estudiar el proceso evolutivo de las comunidades, Salhins y Service logran un aporte interesante proponiendo integrar dos fases: primero, que la evolución crea diversidad debido al mecanismo de adaptación; y segundo, que la evolución se da desde las formas simples a las más complejas, desde organismos con menor control energético hasta los de mayor control (7). En tal sentido, las comunidades locales y poblaciones indígenas siguen en general un proceso evolutivo ascendente en el tiempo, pero con distintos rumbos y discontinuidades, y además, condicionados por diversos factores (objetivos y subjetivos, endógenos y exógenos) relativos a los territorios ocupados y a sus entornos, y en cuyos procesos particulares sus mecanismos adaptativos han seguido la tendencia general a diversificarse y complejizarse (excepto los casos extremos, que por otros factores se hayan simplificado o incluso hubieran colapsado). Sobre lo último, hoy en día se advierte que el fenómeno del cambio climático puede ser -de hecho- un factor determinante que altere de forma parcial o irreversible la evolución de diversas sociedades y culturas locales.

Desde la teoría ecológica se refiere que uno de sus principios básicos es el concepto de la adaptación, porque es un proceso en que el tiempo y la interacción son fundamentales. En ese sentido, suponemos –por ejemplo- que el proceso adaptativo de las poblaciones indígenas, en condiciones de alta variabilidad climática local, debió basarse en una relación imperfecta sociedad-naturaleza: esto es, en la perspectiva de que siempre tienden a escalar a formas exitosas de supervivencia. De ahí que cada proceso adaptativo involucrará un constante cambio o escalamiento evolutivo en sucesivas generaciones.

De otro lado, siguiendo las investigaciones relativas a la teoría de sistemas -desde el uso primigenio del concepto ecosistema por A. G. Tansley (1935) y luego de otros investigadores-, es ampliamente aceptado hoy que el estudio de la relación sociedad-naturaleza debe abordarse como el estudio de dos componentes interrelacionados, porque constituyen las partes compositivas de un todo sistémico.

En efecto, ambos componentes (sociedad-naturaleza) se interrelacionan en un todo sistémico, representando un complejo de relaciones de causalidad mutua que puede medirse con algunos indicadores de base, por ejemplo, calidad de vida para referirse a la sociedad y calidad ambiental para referirse a la naturaleza (8). Asimismo, se propone, con el teorema de la indecibilidad de Godel: “al establecer que cada modelo se explica dentro de un modelo más amplio y más general”, que los problemas ambientales de la sociedad moderna actual deben analizarse dentro de un sistema de referencia en cuyo centro se localiza la sociedad; y que ésta -a su vez- se enmarca en un contexto mucho más amplio de problemas y metaproblemas.

Lo anterior nos explica la imposibilidad de hacer una descripción completa del ecosistema, sin más referencia que el propio ecosistema, ya que éste resulta insuficiente per se para explicar los distintos niveles y formas de relación sociedad y entorno local (su acceso a recursos naturales, su calidad de vida, su modelo económico, etc.). Por tanto, los problemas ambientales deben estudiarse como sistemas abiertos -en sus múltiples interacciones sociedad-naturaleza- y según las complejas relaciones de causalidad mutua que involucran.

Artificialización de ecosistemas: más armonías que desarmonías en la cosmovisión y praxis de las poblaciones indígenas

Numerosas investigaciones sostienen que las poblaciones indígenas precolombinas establecieron relaciones de interacción constante con la naturaleza, al desarrollar valiosos conocimientos sobre ella (en milenios de aprendizaje). De ahí que -en estricto- lo que hicieron fue artificializarla (antropizarla) (9). Existe coincidencia en señalar que durante los multiprocesos de ocupación-adaptación territorial y ambiental de las poblaciones indígenas, desarrollaron conocimientos pormenorizados de la estructura, composición y funcionamiento de ecosistemas y climas: conocieron su compleja biodiversidad y sus componentes físicos de distribución espacial (vertical-altitudinal y horizontal-longitudinal), para así ensayar en forma progresiva las modificaciones y adaptaciones necesarias que les aseguraran su sobrevivencia.

Se sabe que los sistemas tradicionales de conocimientos indígenas –de recolectores, cazadores o agricultores- sobre el medio físico (por ejemplo, el clima) o sobre su taxonomía biológica folklórica o sobre sus prácticas de producción y su naturaleza experimental, han adquirido tal importancia con el tiempo que han servido para el posterior desarrollo de nuevos campos de conocimientos y disciplinas científicas, como ha ocurrido con el desarrollo de la agroeocología (10). Otros estudios, desde la etnoecología, etnobotánica y otras disciplinas, nos dan cuenta de la enorme importancia y valor de los sistemas de conocimientos y prácticas tradicionales de poblaciones indígenas en países con excepcional biodiversidad en América del Sur, como los países andinos: Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, caracterizados como megadiversos, y donde las poblaciones indígenas construyeron sistemas de vida y culturas fuertemente ligadas a sus territorios y recursos naturales, logrando un alto grado de conocimientos en la conservación de la biodiversidad y en la gestión local de ecosistemas (11). Así se explica que pudieran enfrentar la alta variabilidad de climas y microclimas en diferentes regiones naturales, aún bajo condiciones adversas, logrando manejar complejos agroecosistemas hasta la actualidad.

Existe pues abundante bibliografía que nos da cuenta fehaciente de la enorme importancia del proceso de producción de conocimientos tradicionales indígenas, en base a una gestión eficiente de ecosistemas locales y de factores micro-climáticos, por encima de las experiencias fallidas, y que han sido fundamentales en su proceso de aprendizaje, adaptación y supervivencia. Y además, porque tales conocimientos han sido -y continúan siendo- recreados en sus particulares contextos culturales y ecogeográficos (trasmitidos en forma oral, ritual y a través de sus prácticas cotidianas). Lo que sin duda ha sido intrínseco a sus procesos de desarrollo endógeno.

Si bien la artificialización de ecosistemas implicó manejar una alta variabilidad de factores ambientales y micro-ambientales, y por ende una constante tensión en el proceso. Con la mayor acumulación de experiencias exitosas, el proceso debió implicar relativas formas de equilibrio en la dinámica de los ecosistemas locales, en tanto fueron resultado de una interacción positiva como sociedad-naturaleza, dado el evidente predominio de las armonías sobre las desarmonías (12).

Pero cambios posteriores originan nuevos desequilibrios en la estructura y función de los ecosistemas, alterándose su grado de resiliencia y estabilidad (13). Esto ocurre por cambios que hacen predominar las desarmonías sobre las armonías, en la medida que los impactos de las actividades antropogénicas (desde las dinámicas localizadas de poblaciones indígenas, de baja densidad poblacional y bajo consumo energético), se fueron tecnificando y sofisticando con el tiempo -y a mayor escala- con las nuevas sociedades urbanas emergentes y súper desarrolladas (de alta densidad poblacional y alto consumo energético) para satisfacer nuevas necesidades de crecimiento económico, de industrialización y desarrollo de los países (14).

Actualmente se sabe que la alteración y desequilibrio de algunos ecosistemas ha sido de tal magnitud que es muy poco probable logren recuperarse. Por eso se afirma que no hay precedentes de alteraciones producidas en los ecosistemas como los ocurridos en los últimos cincuenta años (entre el siglo XX y comienzos del XXI). Así pues, las desarmonías sociedad-naturaleza y los perjuicios causados han sido de tal magnitud que son mucho mayores que los beneficios obtenidos para satisfacer las múltiples necesidades de la humanidad (15).

Control energético local de ecosistemas y factores ambientales e institucionalidad

Múltiples estudios de casos en Latinoamérica y otras regiones nos confirman que cuando las comunidades locales y poblaciones indígenas logran reducir su grado de incertidumbre en el manejo de los recursos naturales y los factores microambientales (maximizando su eficiencia energética local con el uso de tecnologías innocuas, uso intensivo de conocimientos y la mejor organización social de la mano de obra, etc., así como reduciendo sus “inputs” e incrementando sus “outputs”), les posibilita un mayor grado de subsistencia y de autonomía en la gestión local de sus recursos y ecosistemas. Esto sin duda es una condición clave para reducir su vulnerabilidad socioeconómica y así fortalecer su capacidad de resiliencia y mejor adaptación a la variabilidad climática natural y a lo que hoy configura el cambio climático.

Sin embargo, lograr lo anterior implicará de un marco mínimo de institucionalidad para la planificación descentralizada y ordenamiento del territorio y ambiente, así como de políticas públicas inclusivas y programas de desarrollo social, etc., a fin de reducir en lo posible los umbrales de riesgo frente al cambio climático. No obstante será imperativo superar las limitantes de orden internacional y las sujetas al contexto político país y al modelo económico imperante, propender al mayor cuidado ambiental y al respeto de la diversidad cultural y los derechos humanos básicos con que deben vivir las poblaciones.

Las comunidades locales y poblaciones indígenas (incluso los pueblos aislados) siguen viviendo cambios que últimamente son acelerados e influidos (en muchos casos de forma arbitraria) por el entorno externo: la economía global, la inversión extranjera, los operadores de recursos naturales, las políticas y la gestión pública, etc.). Y que podrían ser factores de sinergia para el desarrollo si el Estado -en efecto- cumple con su rol tuitivo en torno a la problemática y demanda de estas poblaciones y respeta sus derechos precedentes sobre sus territorios originarios. De lo contrario, continuarán siendo factores disturbadores que alterarán la realidad local y los procesos de desarrollo endógeno con que se han desenvuelto múltiples culturas y sociedades a través de la historia.

Las evidencias son más que suficientes para priorizar la atención debida a nivel global, regional y local sobre la problemática de pobreza y relativo desarrollo de comunidades locales y poblaciones indígenas de Latinoamérica y otras regiones (consustanciales a la sostenibilidad de uso de recursos naturales y ecosistemas en sus territorios), así como para seguir indagando sobre sus valiosas experiencias y conocimientos tecnológicos y saberes que podrían ser cruciales en torno al grave problema del cambio climático y al futuro de la vida en el planeta. www.ecoportal.net

(*) Walter Chamochumbi, Mag. Ing. Agrónomo, Consultor en Gestión Ambiental y Desarrollo

Notas:

1. La Convención se aprobó el 9 de mayo de 1992 en Nueva York y fue firmada por más de 150 países y la Comunidad Económica Europea en la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992. Su objetivo último es lograr la “estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático”.

2. Según el Informe del Grupo de Trabajo III del IPCC sobre Cambio Climático 2001, refiere: “El cambio climático es un problema mundial, dura mucho (hasta varios siglos) y comprende complejas interacciones entre procesos climáticos, ambientales, económicos, políticos, institucionales, sociales y tecnológicos. Esto puede tener considerables consecuencias internacionales e intergeneracionales en el contexto de objetivos generales de la sociedad, como equidad y desarrollo sostenible…La preparación de una respuesta al cambio climático se caracteriza por la adopción de decisiones en condiciones de incertidumbre y riesgo, lo que abarca la posibilidad de cambios no lineales y/o irreversibles (Secciones 1.2.5, 1.3, 10.1.2, 10.1.4, 10.4.5).”

3. En 2007 el IPCC, junto con Al Gore, ex vicepresidente de Los Estados Unidos, obtuvo el Premio Nóbel de la Paz, por su trabajo de concienciar sobre el calentamiento global.

4. Entre los principales GEI, enumeramos: 1) CO2, Anhídrido carbónico o Dióxido de carbono; 2) CH4, Metano; 3) N20, Óxido Nitroso; 4) PFCs, los hidrofluorocarbonos; 5) SF6, hexafluorato de azufre, etc.

5. Ver “Las comunidades indígenas y su evolución en el proceso de adaptación territorial, resiliencia y desarrollo endógeno: teorías y notas del contexto latinoamericano”, de Walter Chamochumbi, 2006, Lima, pp. 4-12.

6. Ver “Evolución y cultura”, 1960, en Emilio Morán (1996).

7. Salhins y Service pp.12-13, en Emilio Morán (1996), Ibíd., p. 49.

8. Juan Gastó (1994), p. 131… "Aproximación Agroecosistémica”, en Módulo I “Agroecología: Bases Históricas y Teóricas”, Curso sobre Agroecología, CLADES-CIED, Lima, pp. 123-135.

9. Nicolo Gligo y Jorge Morello (1980)… “Notas sobre la historia ecológica de América Latina”, publicado en Estudios Internacionales, 13, Nº 49, Santiago de Chile, enero-marzo de 1980, pp. 112-148.

10. Miguel Altieri (1994)…”Por qué estudiar la Agricultura Tradicional”, en Módulo I “Agroecología: Bases Históricas y Teóricas”, Curso sobre Agroecología, CLADES-CIED, Lima, pp. 71-81.

11. Ver Consorcio GTZ/FUNDECO/IE (2001)…”Protección, recuperación y difusión de conocimientos y prácticas tradicionales”, Documento preliminar para revisión por países, CAN, Estrategia Regional de Biodiversidad, La Paz – Bolivia, 97 p.

12. “…Los grados de artificialización fueron diversos según el grupo cultural fluctuando desde simples recolectores hasta civilizaciones altamente desarrolladas…”, Op cit de Gligo, N. y Morello J. (1998), p. 57.

13. Ver “Evolución y desarrollo de comunidades indígenas: un dilema entre el mito y la incomprensión”, de Walter Chamochumbi (2006), artículo en Ecoportal

14. Ver “La Resiliencia en el Desarrollo Sostenible: algunas consideraciones teóricas en el campo social y ambiental”, de Walter Chamochumbi (2005), en ECOPORTAL

15. Ver “Evaluación de los Ecosistemas del Milenio”, Informe de Síntesis, Borrador final preparado por Walter V. Reid, Harold A. Mooney, Angela Cropper, Doris Capistrano, Stephen R. Carpenter, Kanchan Chopra, Robert M. May, et al., 2004, en http://www.millenniumassessment.org/proxy/Document.439.aspx.ç

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Rincón GauchoTras los pasos de los colonos irlandeses

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lanacion.com | Campo | S�bado 16 de mayo de 2009

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En este nuevo blog intentaré dejar plasmado mis trabajos en pintura. Gracias por ser parte de él.