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Los invito a participar de nuestro mundo, cuidándolo, protegiéndolo. Todos somos responsables.
jueves, 24 de junio de 2010
Ecologia. Para tener en cuenta
http://elmundoyana.blogspot.com/
Educacion ambiental
ofrezco cajas pintadas para souvernires
Las ciudades se instalan sobre ecosistemas naturales totalmente modificados por el hombre. La modificación del paisaje es total. La matriz original es reemplazada por el cemento que cubre el suelo alterando la relación entre la infiltración y el escurrimiento del agua de lluvia y reduciendo la circulación de nutrientes; el hábitat natural ha sido reemplazado con construcciones y la biodiversidad original ha sido reemplazada por una única especie, el hombre. Este sistema ya no es capaz de producir. Para abastecerse requiere de sistemas proveedores naturales y productivos. Tampoco es capaz de digerir los desechos que produce, debe recurrir a otros ambientes para volcar sus residuos.
La contaminación urbana de las grandes urbes y ciudades es uno de los problemas más críticos porque afecta directamente a millones de personas repercutiendo en su salud y calidad de vida.
Los problemas ambientales en áreas urbanas y en los alrededores de éstas son fenómenos que derivan del aumento del crecimiento urbano y que se traducen en el deterioro de las condiciones ambientales. El cambio del uso del suelo, y la concentración del uso de recursos naturales, están en el origen de los problemas ambientales. Es por este motivo que los sistemas urbanos importan grandes cantidades de recursos que son transformados en bienes y servicios y parcialmente restituidos al ambiente en forma de residuos y emisiones. Los problemas ambientales de las ciudades afectan al propio entorno urbano, pero también a muchas otras regiones de las que extraen los recursos y a las que llegan los efectos de la contaminación.
Las ciudades se instalan sobre ecosistemas naturales totalmente modificados, siendo el resultado de los avances tecnológicos que el hombre ha logrado. En estos ecosistemas la modificación del paisaje es total. La matriz original es reemplazada por el cemento que cubre el suelo alterando la relación entre la infiltración y el escurrimiento del agua de lluvia y reduciendo la circulación de nutrientes; el hábitat natural ha sido reemplazado con construcciones y la biodiversidad original ha sido reemplazada por una única especie, el hombre. Este sistema ya no es capaz de producir, para abastecerse requiere de los sistemas proveedores: naturales y productivos y tampoco es capaz de digerir los desechos que produce, debe recurrir a otros ambientes para volcar sus residuos.
Las actividades que se realizan en un centro urbano o urbano-industrial y en sus zonas periféricas, que pueden incluir la producción agrícola, ganadera, forestal, etc., generan distintos tipos de desechos que pueden convertirse en contaminantes y originar problemas ambientales y por lo tanto afectar la calidad de vida de sus habitantes.
Se pueden mencionar, entre otros:
1. Generación de residuos sólidos provenientes de viviendas, comercios, empresas de servicios, instituciones públicas (salud, educación), industrias, barrido de calles, entre otros.
2. Generación de efluentes líquidos provenientes de viviendas, comercios, industrias, y de las precipitaciones.
3. Emisión gaseosa proveniente de vehículos, incineradores, quema e industrias.
4. Ruidos producidos por vehículos, centros de esparcimientos, industrias, entre otros.
5. Contaminación electromagnética.
Entre todos los elementos que contaminan en la ciudad, el automóvil privado es el objeto individual que más impacto produce. Contamina el aire con la combustión, produce excesos de ruido, y ocupa gran cantidad de espacio, provocando atascos y dificultades de movilidad a los peatones. Además, necesita de una infraestructura para circular, que también es, de por sí, contaminante: las calles asfaltadas.
Las ciudades crecen al mismo tiempo que lo hacen los problemas provocados por el ruido, la contaminación, desertización o el impacto del cambio climático. En el siglo XX se soñaba con el ideal de ciudad jardín, que proponía una unión entre lo urbano y lo rural. Pero las grandes urbes han crecido de forma desmesurada. Además, debe hacer frente a nuevos problemas ambiental.
Por este motivo, el concepto de ciudad jardín ya no es realista y las ciudades deben reinventarse para ser un poco mas verdes y sostenibles.
Se ha calculado que en una ciudad de un millón de personas entran cada día 2.000 toneladas de alimentos, 625.000 de agua y 9.500 de combustible. Los residuos no son menores: 500.000 toneladas de aguas residuales, 950 toneladas de contaminación aerea y 9.500 de residuos. El desarrollo sostenible de las ciudades de América Latina y el Caribe presenta grandes desafíos para la política territorial-urbana en sus niveles locales, regionales y nacionales. Requiere la convergencia en el espacio urbano de la necesidad de internalizar los costos ambientales, asumir y resolver las inequidades sociales y de reconocer y abordar restricciones económicas relacionadas a la eficiencia.
La experiencia muestra que los problemas no son sólo técnicos, si no fundamentalmente de modos de vida, y que son necesarios planteamientos políticos y actuaciones que promuevan la responsabilidad social de los ciudadanos y las empresas, que tiene que promover y liderar el sector público. El ambiente urbano no es un sector, ni una cuestión técnica. Es el punto de encuentro entre calidad de vida y sostenibilidad. Hay que conseguir mejorar la habitabilidad de los barrios de nuestras ciudades, con criterios de equidad, y gestionar la demanda y los procesos productivos, con criterios de eficiencia social y ambiental, fomentado la calidad de vida colectiva sin superar los límites ambientales locales, regionales y globales.
Una ciudad sustentable será aquella que cuente y ofrezca a quienes la habiten servicios de calidad para toda la población, un medio ambiente sano, viviendas dignas y suficientes, seguridad, parques, espacios deportivos y de recreación, convivencia social intensa y fructífera, empleo digno y bien remunerado, atención sanitaria completa y eficiente, educación de calidad y acceso a la actividad cultural. Asimismo, el aprovechamiento del suelo es un aspecto fundamental del planeamiento urbano, directamente vinculado al desarrollo sustentable, tanto en la adecuada distribución de viviendas, comercios e instalaciones industriales, como en el uso eficiente de las áreas verdes urbanas.
Esto significa contar con mano de obra altamente calificada en los lugares en donde se los necesita, tener acceso a nuevas tecnologías y procesos de producción más limpios y eficientes, contar con la información requerida acerca de las necesidades específicas de los consumidores de diferentes lugares, contar con una infraestructura de buena calidad y amplia cobertura, poseer un marco regulatorio que facilite la creación y operación de las empresas y un sistema fiscal competitivo, contar con gobiernos que gocen de credibilidad y que por lo tanto, inspiren confianza y fomenten la certidumbre, tener recursos naturales fácilmente asequibles y buscar la posibilidad de aprovechar los mercados, distribuyendo espacialmente las actividades de diseño, producción y distribución de todo tipo de productos y servicios.
Para alcanzar un desarrollo urbano sustentable no basta la voluntad de la dirigencia política; es imprescindible que también la ciudadanía modifique e incorpore nuevos hábitos de consumo. Mediante procesos de consulta y concertación, tanto los gobiernos locales como las comunidades pueden aprender de sus respectivas necesidades, acumulando información que les permita formular estrategias más adecuadas.
Una ciudad sustentable será aquella que logre satisfacer de manera equitativa las necesidades de todos sus habitantes sin poner en peligro la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras. www.ecoportal.net
Las ciudades se instalan sobre ecosistemas naturales totalmente modificados por el hombre. La modificación del paisaje es total. La matriz original es reemplazada por el cemento que cubre el suelo alterando la relación entre la infiltración y el escurrimiento del agua de lluvia y reduciendo la circulación de nutrientes; el hábitat natural ha sido reemplazado con construcciones y la biodiversidad original ha sido reemplazada por una única especie, el hombre. Este sistema ya no es capaz de producir. Para abastecerse requiere de sistemas proveedores naturales y productivos. Tampoco es capaz de digerir los desechos que produce, debe recurrir a otros ambientes para volcar sus residuos.
Los problemas ambientales en áreas urbanas y en los alrededores de éstas son fenómenos que derivan del aumento del crecimiento urbano y que se traducen en el deterioro de las condiciones ambientales. El cambio del uso del suelo, y la concentración del uso de recursos naturales, están en el origen de los problemas ambientales. Es por este motivo que los sistemas urbanos importan grandes cantidades de recursos que son transformados en bienes y servicios y parcialmente restituidos al ambiente en forma de residuos y emisiones. Los problemas ambientales de las ciudades afectan al propio entorno urbano, pero también a muchas otras regiones de las que extraen los recursos y a las que llegan los efectos de la contaminación.
Las ciudades se instalan sobre ecosistemas naturales totalmente modificados, siendo el resultado de los avances tecnológicos que el hombre ha logrado. En estos ecosistemas la modificación del paisaje es total. La matriz original es reemplazada por el cemento que cubre el suelo alterando la relación entre la infiltración y el escurrimiento del agua de lluvia y reduciendo la circulación de nutrientes; el hábitat natural ha sido reemplazado con construcciones y la biodiversidad original ha sido reemplazada por una única especie, el hombre. Este sistema ya no es capaz de producir, para abastecerse requiere de los sistemas proveedores: naturales y productivos y tampoco es capaz de digerir los desechos que produce, debe recurrir a otros ambientes para volcar sus residuos.
Las actividades que se realizan en un centro urbano o urbano-industrial y en sus zonas periféricas, que pueden incluir la producción agrícola, ganadera, forestal, etc., generan distintos tipos de desechos que pueden convertirse en contaminantes y originar problemas ambientales y por lo tanto afectar la calidad de vida de sus habitantes.
1. Generación de residuos sólidos provenientes de viviendas, comercios, empresas de servicios, instituciones públicas (salud, educación), industrias, barrido de calles, entre otros.
2. Generación de efluentes líquidos provenientes de viviendas, comercios, industrias, y de las precipitaciones.
3. Emisión gaseosa proveniente de vehículos, incineradores, quema e industrias.
4. Ruidos producidos por vehículos, centros de esparcimientos, industrias, entre otros.
5. Contaminación electromagnética.
Entre todos los elementos que contaminan en la ciudad, el automóvil privado es el objeto individual que más impacto produce. Contamina el aire con la combustión, produce excesos de ruido, y ocupa gran cantidad de espacio, provocando atascos y dificultades de movilidad a los peatones. Además, necesita de una infraestructura para circular, que también es, de por sí, contaminante: las calles asfaltadas.
Las ciudades crecen al mismo tiempo que lo hacen los problemas provocados por el ruido, la contaminación, desertización o el impacto del cambio climático. En el siglo XX se soñaba con el ideal de ciudad jardín, que proponía una unión entre lo urbano y lo rural. Pero las grandes urbes han crecido de forma desmesurada. Además, debe hacer frente a nuevos problemas ambiental.
Por este motivo, el concepto de ciudad jardín ya no es realista y las ciudades deben reinventarse para ser un poco mas verdes y sostenibles.
Se ha calculado que en una ciudad de un millón de personas entran cada día 2.000 toneladas de alimentos, 625.000 de agua y 9.500 de combustible. Los residuos no son menores: 500.000 toneladas de aguas residuales, 950 toneladas de contaminación aerea y 9.500 de residuos. El desarrollo sostenible de las ciudades de América Latina y el Caribe presenta grandes desafíos para la política territorial-urbana en sus niveles locales, regionales y nacionales. Requiere la convergencia en el espacio urbano de la necesidad de internalizar los costos ambientales, asumir y resolver las inequidades sociales y de reconocer y abordar restricciones económicas relacionadas a la eficiencia.
La experiencia muestra que los problemas no son sólo técnicos, si no fundamentalmente de modos de vida, y que son necesarios planteamientos políticos y actuaciones que promuevan la responsabilidad social de los ciudadanos y las empresas, que tiene que promover y liderar el sector público. El ambiente urbano no es un sector, ni una cuestión técnica. Es el punto de encuentro entre calidad de vida y sostenibilidad. Hay que conseguir mejorar la habitabilidad de los barrios de nuestras ciudades, con criterios de equidad, y gestionar la demanda y los procesos productivos, con criterios de eficiencia social y ambiental, fomentado la calidad de vida colectiva sin superar los límites ambientales locales, regionales y globales.
Una ciudad sustentable será aquella que cuente y ofrezca a quienes la habiten servicios de calidad para toda la población, un medio ambiente sano, viviendas dignas y suficientes, seguridad, parques, espacios deportivos y de recreación, convivencia social intensa y fructífera, empleo digno y bien remunerado, atención sanitaria completa y eficiente, educación de calidad y acceso a la actividad cultural. Asimismo, el aprovechamiento del suelo es un aspecto fundamental del planeamiento urbano, directamente vinculado al desarrollo sustentable, tanto en la adecuada distribución de viviendas, comercios e instalaciones industriales, como en el uso eficiente de las áreas verdes urbanas.
Esto significa contar con mano de obra altamente calificada en los lugares en donde se los necesita, tener acceso a nuevas tecnologías y procesos de producción más limpios y eficientes, contar con la información requerida acerca de las necesidades específicas de los consumidores de diferentes lugares, contar con una infraestructura de buena calidad y amplia cobertura, poseer un marco regulatorio que facilite la creación y operación de las empresas y un sistema fiscal competitivo, contar con gobiernos que gocen de credibilidad y que por lo tanto, inspiren confianza y fomenten la certidumbre, tener recursos naturales fácilmente asequibles y buscar la posibilidad de aprovechar los mercados, distribuyendo espacialmente las actividades de diseño, producción y distribución de todo tipo de productos y servicios.
Para alcanzar un desarrollo urbano sustentable no basta la voluntad de la dirigencia política; es imprescindible que también la ciudadanía modifique e incorpore nuevos hábitos de consumo. Mediante procesos de consulta y concertación, tanto los gobiernos locales como las comunidades pueden aprender de sus respectivas necesidades, acumulando información que les permita formular estrategias más adecuadas.
Una ciudad sustentable será aquella que logre satisfacer de manera equitativa las necesidades de todos sus habitantes sin poner en peligro la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras. www.ecoportal.net
miércoles, 23 de junio de 2010
Cambio Climático
ofrezco cajas pintadas para souvernires
Hacer consenso sobre la forma y el fondo de las causas de la crisis ambiental implica poner nombre y apellidos. Ubicar quienes son los responsables de fomentar la generación irresponsable de energía –por ejemplo- y el consumo desmedido de hidrocarburos. Mientras no lo hagamos, seguiremos atacando las consecuencias. Mientras no empecemos a modificar el punto de vista de fondo que es el modelo de “desarrollo” neoliberal, vamos a seguir relativamente igual. Limitarnos a mitigar y adaptarnos termina siendo insuficiente. Hay que hacerlo y hacerlo bien, pero seguiríamos “creciendo” bajo el mismo esquema.
Tenemos enfrente un gran reto y una responsabilidad como especie humana: nuestro único planeta, la aldea global está muy dañada. No es alarmismo sino son hechos. Lo más representativo es el nivel de CO2 alcanzado, que refleja el calentamiento global, que está llegando a 390 partes por millón (ppm) en enero de 2010. De alcanzar las 400 se hace irreversible el desequilibrio. El acuerdo de la amenaza es casi unánime. (1) Sin embargo los deslindes y discrepancias comienzan, al analizar causas y causantes, y más aún al proponer soluciones: unas superfluas y otras de fondo; una técnicas y otras sociales.
Por eso no hubo acuerdo en la COP15 en Copenhague. Se antepone el espejismo del crecimiento y se sacrifica un verdadero desarrollo sustentable. Hay que ser concientes de los intereses económicos de por medio y que quienes los defienden van a ser reticentes al cambio; por eso la necesidad de ser contundentes, argumentar, sensibilizar y poner orden, lo que lleva a la democratización de la información y a la educación ambiental, para que con la participación cívica se logre la dignificación o simplemente la sobrevivencia de nuestra especie.
Los que han roto los platos se hacen patos; no todo es asunto de dinero y financiamiento para corregir el rumbo. El asunto es complejo y hay que enumerar todas las aristas para tratar de enfrentarlo equilibradamente. (2) Ya estamos en la olla y es algo que nos debe concernir a todos con alta responsabilidad. En última instancia, la tierra puede seguir viviendo sin nosotros. O sea no es un asunto de la tierra, sino de la forma como nos organicemos los seres humanos y nuestra relación con ella. El meollo del problema es que la tierra es finita y nuestras ambiciones son infinitas... ya hemos pasando el límite (de acuerdo a nuestra huella ecológica) y requerimos varios planetas con nuestro consumo actual, y sólo tenemos uno. No se trata de Vivir Mejor, sino humildemente vivir bien, como ha señalado Evo Morales.(3)
Hacer consenso sobre la forma y el fondo de las causas de la crisis ambiental implica poner nombre y apellidos. Ubicar quienes son los responsables de fomentar la generación irresponsable de energía –por ejemplo- y el consumo desmedido de hidrocarburos. Mientras no lo hagamos, seguiremos atacando las consecuencias. La propia reforma energética promovida en México, no alcanzó a tocar fondo y se centró en Pemex. Mientras la limitada estrategia de la ONU propone medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, visto como un “fenómeno” global sin responsable. Es como si a un enfermo le recetas aspirinas y está mal de cáncer. Mientras no empecemos a modificar el punto de vista de fondo que es el modelo de “desarrollo” neoliberal, vamos a seguir relativamente igual. Limitarnos a mitigar y adaptarnos termina siendo insuficiente. Hay que hacerlo y hacerlo bien, pero seguiríamos “creciendo” bajo el mismo esquema.
Entonces mas allá de esas dos agendas (mitigación y adaptación) debemos trabajar en las medidas correctivas y en la construcción a diario del modelo alternativo más a fondo; lo que quiere decir no sólo el inventario de gases efecto invernadero (GEI) y diagnóstico puntual, sino ver con lupa de donde vienen los daños y quienes son los responsables, para aislarlos políticamente, corregir, aplicar normas, leyes y reglamentos existentes y tejer nuevas formas donde la sustentabilidad realmente cobre vida con justicia y democracia. Ahí está la escencia de la educación ambiental.
A continuación enumero algunas observaciones a considerar:
1. En la línea de la historia se presenta la crisis ambiental al romperse el balance con los recursos naturales. El informe Brundland de 1987, lanza la alarma. O sea la humanidad vivió en paz durante los primeros siglos de su existencia y sucumbió al capitalismo voraz. Hoy tenemos claros los indicadores de por donde no avanzar: alto consumo de energía y bienes. (4)
2. Los inventarios de GEI nos indican con claridad su origen técnico: la energía produce el 60%, los desechos el 14% y la agricultura y el cambio de uso de suelo el 20%. De la energía el transporte representa el 33% de los gases, la electricidad el 31% y la industria el 28%. Hay que focalizarlos para dar respuestas técnicas y verificables en su mitigación, pero por los intereses económicos que existen, si no hay voluntad política, no se hará lo suficiente, menos aún sin un monitoreo social efectivo.
3. Lo más vulnerable en México y en el mundo es mal manejo del agua y la perdida de calidad en los suelos: el descongelamiento de polos y glaciares, los incendios forestales, las zonas muertas marinas, el incremento de huracanes, elevación del nivel del mar, sequía y desertización, las precipitaciones irregulares e inundaciones nos obligan a respetar y restaurar a la madre naturaleza, a la cual pertenecemos.
4. Por nuestra diversidad geográfica y biológica nos toca de todo: el norte tenderá a mayor sequía y el sur a más inundaciones. Sin embargo sin la participación activa en el manejo holístico de los recursos por parte de los ciudadanos, las medidas se tornan no sólo insuficientes, sino la pasividad y el escepticismo no les dará continuidad y congruencia. (5)
5. La ausencia de un proyecto nacional de ordenamiento territorial y uso de suelo, no sólo lleva a una sobreexplotación de acuíferos y agotamiento de suelos, sino a pérdida de la soberanía alimentaria, introducción velada de transgénicos y mayor vulnerabilidad en la salud y las enfermedades que antes no se presentaban ante la población.
Si bien la política oficial federal ha hecho gran propaganda, es una retórica política y situación simulada que da credibilidad al gran capital con sus Bonos Verdes. Coca, Bimbo, Walmart y demás ahora son ecologistas. La participación ciudadana comprometida se minimiza y se pretende superar el "fenómeno” como algo pasajero. Se promueven las nuevas medidas ambientales como oportunidad de “negocios” todo dentro del marco capitalista neoliberal. Nunca se señala con humildad el daño que hemos hecho a la Madre Tierra y la necesidad de replantear nuestra relación con ella.
Las nuevas formas de generación de energía limpia con baja producción de CO2 deben priorizarse: solar, eólica, geotérmica, biomasa e hídrica deben dejar atrás a la generación de electricidad y transporte público y privado de gas, carbón o hidrocarburos.
La participación en la construcción de los programa oficiales tiene limitaciones bajo el status quo imperante. Lo que hay que evitar es que se evada la responsabildad de la política encubridora, que cínicamente favorece a la oligarquía monopolista, y no toca a los dueños del capital. Paralelamente hay que tender redes de economías y poderes alternativos donde la participación y organización popular crezcan.
Hay que puntualizar lo que se debe restringir, lo que se obliga a reconvertir y lo que de plano es obsoleto.
En fin, tenemos mucho que construir desde el país. En el continente avanza el consenso por los Derechos de la Madre Tierra y se espera llegar a Cancún, en noviembre con la COP16, con una mejor correlación de fuerzas. La peor vulnerabilidad es la incapacidad ante el cambio, la mejor oportunidad es tocar fondo y trascender como especie hacia un nuevo estadio de desarrollo. www.ecoportal.net
José Rodríguez Macías - Secretario de Redes del Cubilete A.C.
Hacer consenso sobre la forma y el fondo de las causas de la crisis ambiental implica poner nombre y apellidos. Ubicar quienes son los responsables de fomentar la generación irresponsable de energía –por ejemplo- y el consumo desmedido de hidrocarburos. Mientras no lo hagamos, seguiremos atacando las consecuencias. Mientras no empecemos a modificar el punto de vista de fondo que es el modelo de “desarrollo” neoliberal, vamos a seguir relativamente igual. Limitarnos a mitigar y adaptarnos termina siendo insuficiente. Hay que hacerlo y hacerlo bien, pero seguiríamos “creciendo” bajo el mismo esquema.
Por eso no hubo acuerdo en la COP15 en Copenhague. Se antepone el espejismo del crecimiento y se sacrifica un verdadero desarrollo sustentable. Hay que ser concientes de los intereses económicos de por medio y que quienes los defienden van a ser reticentes al cambio; por eso la necesidad de ser contundentes, argumentar, sensibilizar y poner orden, lo que lleva a la democratización de la información y a la educación ambiental, para que con la participación cívica se logre la dignificación o simplemente la sobrevivencia de nuestra especie.
Los que han roto los platos se hacen patos; no todo es asunto de dinero y financiamiento para corregir el rumbo. El asunto es complejo y hay que enumerar todas las aristas para tratar de enfrentarlo equilibradamente. (2) Ya estamos en la olla y es algo que nos debe concernir a todos con alta responsabilidad. En última instancia, la tierra puede seguir viviendo sin nosotros. O sea no es un asunto de la tierra, sino de la forma como nos organicemos los seres humanos y nuestra relación con ella. El meollo del problema es que la tierra es finita y nuestras ambiciones son infinitas... ya hemos pasando el límite (de acuerdo a nuestra huella ecológica) y requerimos varios planetas con nuestro consumo actual, y sólo tenemos uno. No se trata de Vivir Mejor, sino humildemente vivir bien, como ha señalado Evo Morales.(3)
Hacer consenso sobre la forma y el fondo de las causas de la crisis ambiental implica poner nombre y apellidos. Ubicar quienes son los responsables de fomentar la generación irresponsable de energía –por ejemplo- y el consumo desmedido de hidrocarburos. Mientras no lo hagamos, seguiremos atacando las consecuencias. La propia reforma energética promovida en México, no alcanzó a tocar fondo y se centró en Pemex. Mientras la limitada estrategia de la ONU propone medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, visto como un “fenómeno” global sin responsable. Es como si a un enfermo le recetas aspirinas y está mal de cáncer. Mientras no empecemos a modificar el punto de vista de fondo que es el modelo de “desarrollo” neoliberal, vamos a seguir relativamente igual. Limitarnos a mitigar y adaptarnos termina siendo insuficiente. Hay que hacerlo y hacerlo bien, pero seguiríamos “creciendo” bajo el mismo esquema.
Entonces mas allá de esas dos agendas (mitigación y adaptación) debemos trabajar en las medidas correctivas y en la construcción a diario del modelo alternativo más a fondo; lo que quiere decir no sólo el inventario de gases efecto invernadero (GEI) y diagnóstico puntual, sino ver con lupa de donde vienen los daños y quienes son los responsables, para aislarlos políticamente, corregir, aplicar normas, leyes y reglamentos existentes y tejer nuevas formas donde la sustentabilidad realmente cobre vida con justicia y democracia. Ahí está la escencia de la educación ambiental.
1. En la línea de la historia se presenta la crisis ambiental al romperse el balance con los recursos naturales. El informe Brundland de 1987, lanza la alarma. O sea la humanidad vivió en paz durante los primeros siglos de su existencia y sucumbió al capitalismo voraz. Hoy tenemos claros los indicadores de por donde no avanzar: alto consumo de energía y bienes. (4)
2. Los inventarios de GEI nos indican con claridad su origen técnico: la energía produce el 60%, los desechos el 14% y la agricultura y el cambio de uso de suelo el 20%. De la energía el transporte representa el 33% de los gases, la electricidad el 31% y la industria el 28%. Hay que focalizarlos para dar respuestas técnicas y verificables en su mitigación, pero por los intereses económicos que existen, si no hay voluntad política, no se hará lo suficiente, menos aún sin un monitoreo social efectivo.
3. Lo más vulnerable en México y en el mundo es mal manejo del agua y la perdida de calidad en los suelos: el descongelamiento de polos y glaciares, los incendios forestales, las zonas muertas marinas, el incremento de huracanes, elevación del nivel del mar, sequía y desertización, las precipitaciones irregulares e inundaciones nos obligan a respetar y restaurar a la madre naturaleza, a la cual pertenecemos.
4. Por nuestra diversidad geográfica y biológica nos toca de todo: el norte tenderá a mayor sequía y el sur a más inundaciones. Sin embargo sin la participación activa en el manejo holístico de los recursos por parte de los ciudadanos, las medidas se tornan no sólo insuficientes, sino la pasividad y el escepticismo no les dará continuidad y congruencia. (5)
5. La ausencia de un proyecto nacional de ordenamiento territorial y uso de suelo, no sólo lleva a una sobreexplotación de acuíferos y agotamiento de suelos, sino a pérdida de la soberanía alimentaria, introducción velada de transgénicos y mayor vulnerabilidad en la salud y las enfermedades que antes no se presentaban ante la población.
Si bien la política oficial federal ha hecho gran propaganda, es una retórica política y situación simulada que da credibilidad al gran capital con sus Bonos Verdes. Coca, Bimbo, Walmart y demás ahora son ecologistas. La participación ciudadana comprometida se minimiza y se pretende superar el "fenómeno” como algo pasajero. Se promueven las nuevas medidas ambientales como oportunidad de “negocios” todo dentro del marco capitalista neoliberal. Nunca se señala con humildad el daño que hemos hecho a la Madre Tierra y la necesidad de replantear nuestra relación con ella.
Las nuevas formas de generación de energía limpia con baja producción de CO2 deben priorizarse: solar, eólica, geotérmica, biomasa e hídrica deben dejar atrás a la generación de electricidad y transporte público y privado de gas, carbón o hidrocarburos.
La participación en la construcción de los programa oficiales tiene limitaciones bajo el status quo imperante. Lo que hay que evitar es que se evada la responsabildad de la política encubridora, que cínicamente favorece a la oligarquía monopolista, y no toca a los dueños del capital. Paralelamente hay que tender redes de economías y poderes alternativos donde la participación y organización popular crezcan.
Hay que puntualizar lo que se debe restringir, lo que se obliga a reconvertir y lo que de plano es obsoleto.
En fin, tenemos mucho que construir desde el país. En el continente avanza el consenso por los Derechos de la Madre Tierra y se espera llegar a Cancún, en noviembre con la COP16, con una mejor correlación de fuerzas. La peor vulnerabilidad es la incapacidad ante el cambio, la mejor oportunidad es tocar fondo y trascender como especie hacia un nuevo estadio de desarrollo. www.ecoportal.net
José Rodríguez Macías - Secretario de Redes del Cubilete A.C.
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