domingo, 6 de julio de 2008

El "nene" sigue en casa

Cuando los padres colaboran a que “el nene” siga en casa

La permanencia de los hijos en el hogar a una edad en la que, se presume deberían haberse independizado es un fenómeno relativamente nuevo. Sin embargo, en algunas ocasiones, tiene cierto sustento o respaldo en uno más antiguo: el Síndrome del Nido Vacío.

Este último refiere a los trastornos que les genera a algunos padres la partida de sus hijos. Así es que, en muchos casos, la imposibilidad o la decisión de no irse de casa de estos “jóvenes” va acompañada de un determinado esquema familiar en el que padre, madre o ambos también prefieren evitar su partida y con ese objetivo intentan darles “una vida de reyes” a sus hijos, sirviéndoles en distintos planos, ya sea haciéndoles la comida, lavándoles la ropa o acomodándoles la habitación.“Del lado del adolescente, ya adulto, está la idea del ‘no me quiero ir a vivir solo porque no voy a poder’ y del lado de los adultos es que no se quieren quedar solos, lo que se conoce como el síndrome del nido vacío.

Entonces esto a veces tiene un provecho mutuo, no sólo para el adulto que no se quiere ir sino para el padre que quizás no tolere ese espacio vacío”, apunta a Info Región la psicóloga Alejandra Libenson, especializada en crianza y vínculos familiares. Lo cierto es que cuando los hijos comienzan a tomar vuelo propio para dejar el nido se plantea uno de los momentos más difíciles para aquellos padres que han construido su proyecto de vida sobre la base de una familia regular. “Los padres tampoco colaboran a que los jóvenes logren independencia porque temen al síndrome del nido vacío”, coincide Analía Mitar, psicóloga especialista en crianza y familia, y da unos parámetros de este mal que, si bien es pasajero, “aqueja a un 80 por ciento de los padres”.

“Muchas veces, a pesar de los conflictos familiares o de pareja, la convivencia se sostiene porque están los niños presentes. Cuando los chicos se van de la casa ¿qué sostiene esta pareja?, ante esa situación, que genera mucha angustia, es preferible seguir sosteniendo al niño, que es un adulto pero tiene este lugar de chico, porque les permite seguir hablando con su pareja. De esta manera, tampoco facilitan sino que boicotean esta salida”, indica la profesional

En tanto, Libenson vuelve a remarcar el nexo entre los padres que buscan brindarles todas las comodidades a sus hijos para que no se vayan de casa con la decisión del hijo de quedarse ahí hasta que, justamente, le sea cómodo. “Si hay mucha comodidad y el lugar donde está viviendo le ofrece todo servido, difícilmente esa persona se cuestione el irse de su casa, porque está cómodo inserto en un sistema cerrado. Si hay incomodidad, en cambio, este se plantearía la idea de irse a vivir solo”, asegura la psicóloga y advierte: “Si sigue siendo tratado como un niño, cuidado de la misma manera, desde ese lugar, es porque hay un enganche de ambos lados y al joven no le da ganas de crecer. Por eso recomiendo a los padres de hijos adultos generar espacios donde les dé lo mismo que esté o no esté porque ellos también deben tener su necesidad de volver a estar solos".

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