jueves, 26 de junio de 2008

Mujeres de ayer, de hoy y para siempre


En noventa años de celebración y conmemoración del 8 de marzo como Día de la Mujer, la lucha por el voto y la mejora de las condiciones laborales dio lugar a otros temas como los referidos a la salud reproductiva.

Los orígenes

A comienzos del siglo XX las feministas socialistas europeas, podemos nombrar a la alemana Clara Zetkin y a la rusa Alexandra Kollontai entre otras, propusieron un día para recordar a mujeres que habían dado su vida para reclamar por mejora en sus salarios, reducción de la jornada laboral, entre otras reivindicaciones. En el II Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas que se celebró en 1910 se propuso el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, esta fecha involucraba los reclamos por el derecho al voto y por las mejoras laborales. Hacía ya dos años que las socialistas y sindicalistas norteamericanas estaban reuniéndose públicamente un día al año para manifestarse por sus derechos.

Para la socialista norteamericana Lena Lewis, ese día no era para celebrar nada sino para anticipar todas las luchas que vendrían cuando "con el tiempo y para siempre eliminemos todo vestigio del egoísmo masculino y su deseo de dominar a las mujeres".

Como muchas fechas convocadas por un grupo para celebrar y por otro para protestar, el 8 de marzo tiene varias causas posibles. La más aceptada es la que mencionamos al principio, pero también hay otra versión que evoca a otras obreras muertas pero del siglo XIX. Más allá de las discrepancias a este respecto, lo que sí es claro es que esta fecha sirve desde hace noventa años para unificar a las distintas corrientes del feminismo, sus posturas y sus objetivos.
En 1910 el movimiento sufragista, con muchas líderes provenientes de las clases altas y con actitudes autocráticas y verticalistas, se unió a los feminismos socialista, marxista y anarquista, todos ellos con sus correspondientes contradicciones. Gracias a la claridad y apertura intelectual de dirigentes como Clara Zetkin, directora de la publicación "Igualdad", o Sylvia Pankhurst, hija de la famosa sufragista británica Emeline Pankhurst, las diversas corrientes feministas de la época comprendieron la importancia de contar con una fecha en la que las mujeres pudieran manifestar sus reclamos de justicia e igualdad.

Día de tomar las calles, de iniciar una revolución, de reunirse en almuerzos o actividades culturales, de codearse con presidentes, ministros, intendentes, de manifestarse frente a medios de comunicación u oficinas de bienestar social, de ocupar casas vacías para dar refugio a mujeres sin techo o de anunciar reformas legislativas. Para cada grupo de mujeres y en cada época esta fecha fue escenario de múltiples manifestaciones. Acerquémonos ahora a lo que sucedió en nuestro país.

La doctora, la Primera Dama y las otras

Mientras en Europa las feministas y sufragistas se aliaban para convocar un día al año a las mujeres para luchar por sus derechos, en Argentina las pioneras del siglo XX comenzaban a encontrarse y escuchar y sobre todo leer sobre las europeas y norteamericanas.
Alicia Moreau se doctoró en Medicina en 1913, y desde 1910 había comenzado a hablar en público a favor de las mujeres y a defender su inteligencia. En 1918 funda "Nuestra Causa", revista mensual del movimiento feminista argentino, escribiendo desde su postura socialista sobre los temas álgidos de aquella época: profilaxis de las enfermedades venéreas, reforma de la legislación del trabajo, educación sexual, divorcio, sufragio y puericultura. Más tarde ese año participa de la creación de la Unión Feminista Nacional, involucrada en la lucha sufragista. Estos son años de intensa actividad para Moreau, quien en 1919 conoce a la sufragista norteamericana Carrie Chapman Catt de la Liga de Mujeres Votantes, inspiradora tal vez de los simulacros de votación que se llevaron a cabo en 1920 y 1921. Junto a Moreau se encuentran Julieta Lanteri y Elvira Dellepiane, entre otras.

Mientras tanto en el Senado de la Nación se aprueba en 1926 la ley 11.357 que otorga los derechos civiles a las mujeres. Aunque podían ejercer la disposición de sus bienes materiales estando solteras, casadas o viudas, no podían votar. Antes del golpe de 1930 las sufragistas vuelven sobre el reclamo por el voto, pero la situación política no les deja mucho espacio.
La figura de Eva Perón será decisiva en la historia del voto para las mujeres en la Argentina. Ella será la que lo entregue en la manifestación multitudinaria de Plaza de Mayo el 23 de septiembre de 1947. Para algunas feministas la ley 13.010 le daba el voto a las mujeres del partido gobernante, pero en 1951 votaron más de tres millones de mujeres, y al año siguiente 23 diputadas y senadoras ocuparon sus bancas.
Las ideas de algunas socialistas de que el derecho al voto se debía acompañar de educación para las mujeres había dado paso a la necesaria presencia de muchas mujeres que estaban trabajando junto a Eva Perón en el Partido Peronista Femenino.
El golpe de estado de 1955 vuelve a cortar la actividad y la participación de las mujeres en las actividades políticas y electorales.
En 1952 las Naciones Unidas habían declarado el 8 de marzo Día Internacional de la Mujer. Las luchas por el voto darían lugar a las iniciativas para reformar la sociedad y para promover la libre decisión sobre la Planificación Familiar, iniciativas que deseaban un tratamiento más justo para las mujeres.
Luego de la muerte de Perón en 1974, la asunción de su viuda María Estela Martínez, significó un retroceso en las conquistas que se estaban esbozando en el período: se prohibió la venta de anticonceptivos femeninos y se vetó la ley de patria potestad compartida que había sido aprobada por las dos Cámaras legislativas.

La década de la mujer

En 1975 se celebra la primera Conferencia Internacional de la Mujer en la ciudad de México. En esa reunión se da el puntapié inicial para la década de la Mujer. La fecha coincide también con las luchas que venían llevando adelante las feministas en Europa y sobre todo en Estados Unidos. Las luchas por la paz, la finalización de la guerra en Viet Nam fue su principal objetivo, había dado al movimiento de mujeres una popularidad creciente.
Sin embargo en nuestro país el inicio de aquella década estuvo acompañado por la pérdida del estado de derecho, las desapariciones de miles de personas, y entre ellas muchas mujeres. Recién con el regreso a la democracia en 1983 se pudo acompañar aquella década cuando se creó el Organismo Nacional de la Mujer. A cargo de la recordada Zita Montes de Oca funcionó el Programa de Promoción de la Mujer y la Familia entre 1984 y 1987 y Subsecretaría de la Mujer desde 1987 hasta julio de 1989.

En este nuevo marco de garantías democráticas se celebra la primera manifestación pública por el 8 de marzo en Argentina. Asiste la entonces legendaria militante socialista y pensadora feminista Alicia Moreau, una mujer casi centenaria. Se puede ver en algunos medios gráficos la foto de la dirigente sentada frente a las mujeres que se manifiestan en las calles con sus pancartas y sus emblemas.

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